7.12.09

Una noche tranquila

Entonces aquel par de manos inocentes se encontraron el la oscuridad infinita de la habitación plagada de retratos de famosos y postits pegados, ahora inundada de inseguridades y recuerdos olvidados, de significados, de gestos, de olores y sabores nuevos, desconocidos y nuevos.
Ann temblaba mientras Jessy la observaba y le sacaba la polera fucsia talla S por la cabeza, y pensaba que era afortunada al tener una chica como ella entre sus pálidos brazos. Y ahí solas, sintieron sus latidos sonar al mismo tiempo y sus pieles rosarse suavemente, envolviéndose en el perfume de los Jazmines del jardín de Ann, que se colaba por una de las ventanas que estaba mal cerrada.
Los ojos de Jessy se cerraron un instante, entregándose a aquella sensación que la embargaba, y abrazando suavemente a su compañera, la recorrió despacio, tratando de memorizar cada rincón de ella. Ann por su parte tocaba dulce y tímidamente la rizada cabellera de Jessy, estaba un poco asustada por que sus padres estaban en casa, pero no quería perder esa oportunidad que quizás cuando se presentaría otra vez, y abriendo casi imperceptiblemente los labios pronunció dos palabras que tal vez Jessy recordaría por años, "te amo" le dijo en un susurro casi inaudible, besándola luego tiernamente.
De pronto el piso fuera de la habitación de Ann crujió, y obligó a las chicas a separarse buscamente por un movimiento simultáneo, "es mi padre" dijo Ann antes de hacerse la dormida, Jess la imitó temiendo no parecer muy convincente. El padre de Ann abrió la puerta con cuidado y se cercioro de que las dos adolescentes estuvieron dormidas, "parecen angelitos" pensó, y cerró la puerta con el mismo cuidado.