14.8.11

Todo comienza

Era una tarde fría en la casa grande de la colina. Los amigos de papá habían llegado temprano en sus autos caros, como de costumbre; con sus guarda espaldas musculosos, sus primogénitos flacuchos pero con esa mirada penetrante que nos caracteriza y sus hijas menores bien arregladas. Siempre había pensado que mi padre se avergonzaba de mi por ser mujer... nunca era lo suficientemente buena para los encargos de hombres, sin embargo, me había involucrado desde muy pequeña en las conversaciones del negocio familiar. Era su única opción, tuvo progenie, aunque 5 hermosas niñas, entonces todos cayeron en la cuenta de que ningún varón heredaría su apellido. Fue una deshonra para la familia, pero alguien iba a tener que quedar a cargo cuando él ya no estuviera.
Era una gran fiesta, como las que siempre hacía papá en los tiempos felices. Comida y vino, música y baile, risas, hasta que llegó alguien que no había sido invitado. Vi ensombrecer los ojos de mi padre y alcancé a notar una gota de sudor que se asomaba tímida por su cien.
-¿ Qué está haciendo aquí?- le escuché a Rico Longoni ( un viejo socio de mi padre) al pasar por su lado.
Un murmullo general se tomó la atmósfera festiva por un segundo. Mi padre me tomó la mano y me dijo casi murmurando "mi pequeña, hoy comienza tu vida... cuida a tus hermanas, yo sé que sabrás llevar el negocio de la familia, los Giovanni estarán orgullosos de su heredera". Me besó en las dos mejillas y me pasó su pañuelo de seda bordado con las iniciales GG en una orilla, era la señal del cambio de mando, él sabía lo que pasaría aquella tarde.
Gino Giovanni se llamaba mi padre, el mejor hombre que haya conocido en mi vida. Yo era muy joven cuando lo perdí y quedé a la cabeza. Siempre recuerdo aquella fría tarde de otoño cuando todo empezó, cuando Basilio Cascone irrumpió en mi casa y aquella fiesta que iba a ser como muchas otras terminó en tragedia.

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