Tal vez vuelvas a soñar con esa chica de labios como la miel, de piel como la seda y ojos como la noche... cabellos largos y sedosos, cubierta sólo con su perfume de rosas y
jazmín... pero aquí sólo estoy yo: la antítesis, la negación de aquella chica soñada y sin embargo... no puedes dejarme.
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